Carlos Felipe Córdoba se consolida como el nuevo eje del Partido Conservador rumbo a 2026

Miniatura de Carlos Felipe Córdoba se consolida como el nuevo eje del Partido Conservador rumbo a 2026

La irrupción de Carlos Felipe Córdoba en la contienda presidencial transformó por completo el panorama del Partido Conservador, que enfrentaba un proceso interno aparentemente resuelto a favor de Efraín Cepeda. Hoy, sin embargo, Córdoba se posiciona como el referente que varios sectores ven como la opción más sólida, unificadora y con vocación real de poder.

Según Córdoba, su aspiración no responde a disputas personales, sino a la necesidad urgente de cohesionar un partido que llega dividido a una de las elecciones más determinantes de las últimas décadas. Su nombre —destaca— ha sido recibido como punto de encuentro por sectores que buscan reposicionar al conservatismo como protagonista y no como acompañante en 2026.

A pesar de las críticas internas por no haber sido militante del partido, Córdoba se muestra firme. Niega cualquier presión para obtener apoyos y recalca que no ostenta cargos que le permitan influir indebidamente. Más bien, atribuye las tensiones a la sorpresa natural que genera un reordenamiento político alrededor de su figura.

El excontralor también aclara que su prioridad es inscribirse mediante el aval azul, aunque analiza los tiempos más convenientes para hacerlo. Aunque se le ha asociado con el liberalismo por su cercanía histórica al expresidente César Gaviria, Córdoba recalca que su proyecto no se limita a un color: su propuesta es de integración, buscando puentes con Liberales, Cambio Radical y el Partido de la U.

Su participación reciente en un encuentro de precandidatos de derecha y centroderecha lo ratifica como uno de los promotores de la unidad del bloque opositor. Córdoba asegura que este proceso no compite, sino que complementa la megaconsulta planteada por Álvaro Uribe y César Gaviria, pues el objetivo es que “todas las fuerzas democráticas que defienden la empresa privada, la vida y la seguridad” converjan en una sola propuesta.

Aunque evita entrar en la dinámica de vetos dentro de la coalición, prioriza los temas: recuperar la seguridad, reducir el aparato estatal, bajar impuestos y reconstruir el sistema de salud. A su juicio, el Estado colombiano está “sobredimensionado” y requiere una reforma profunda para liberar recursos e impulsar la inversión social.

Sobre sus críticas al presidente Gustavo Petro, Córdoba sostiene que su lenguaje responde a comportamientos del mandatario que considera “rebeldes” frente al orden institucional. También manifestó su oposición total a una asamblea constituyente y prometió desmontar la política de paz total desde su primer día en el gobierno, argumentando sus efectos negativos en seguridad y crecimiento del narcotráfico.

En política exterior, propone recomponer la relación estratégica con Estados Unidos, retomar plenamente los vínculos con Israel y mantener una relación pragmática con Venezuela sin cerrar la frontera, clave para el comercio en regiones como Arauca y Norte de Santander.En política exterior, propone recomponer la relación estratégica con Estados Unidos, retomar plenamente los vínculos con Israel y mantener una relación pragmática con Venezuela sin cerrar la frontera, clave para el comercio en regiones como Arauca y Norte de Santander.

Su visión para la salud incluye un sistema preventivo apoyado en tecnología e inteligencia artificial, además de la creación de hospitales de alta complejidad en zonas desatendidas, como la sabana sucreña y cordobesa o el Eje Cafetero.

Córdoba también defendió los resultados de la Contraloría bajo su cargo, así como la legalidad de su formación académica, cuestionada por algunos sectores. Recordó que la justicia ya avaló la regularidad de su proceso educativo. Con estas posturas, Carlos Felipe Córdoba emerge como una de las figuras más visibles y de mayor proyección dentro del conservatismo, capaz de reordenar alianzas y consolidar un proyecto competitivo para 2026.